El ruido que me persigue siempre.
Sé que si no hablase de la chica pelirroja con labios rojos seguirá dominando mi mente hasta el fin de los días. Hablaré de ella en esta ocasión y, en caso de necesitarlo, volverá a reinar en los versos con los que inundo papeles.
No sé cómo definirla… y creo que la mejor manera es exponerlo mediante varios ejemplos.
Era una novela la cual no sabías nunca cómo iba a acabar. Un libro de crear tu propia historia al cual te enganchas y del que quieres disfrutar cada página por muchas veces que lo intentes. Daba igual al capítulo que te mandase, todo era envolvente y adictivo a la par.
Era magia. Era capaz de convertir días grises en días soleados con solo sonreír. Capaz de hechizarte con palabras en varios idiomas y con pequeños detalles. Puede que todo siga en mi cabeza por algún encantamiento suyo, lo cual no descarto, o lo mismo me volví loco… pero bendita locura…
Era música. Era un bajo hipnótico, un riff de guitarra que te hacía levantarte del sofá, un inicio de batería que causaba el mismo efecto que cuando Dave Grohl empezaba a tocar “Smells Like Teen Spirit” en Nirvana y una voz la cual no me cansaba de escuchar.
Era un mundo por explorar y me fui a la aventura a pecho descubierto, sin tapujos ni medias verdades. Siempre he sabido que sin armadura el golpe es directo… pero por ella este bardo quiso ser caballero andante y este cuento era muy real.
Fue una liberación y en cierta manera una herida… pero de todo hay que sacar un lado positivo:
Sigo caminando y buscando nuevas aventuras… Y puede que no sea simplemente un bardo con alma de bufón.
Cuando te lanzas sin armadura el golpe siempre es directo, pero ahorras un tiempo precioso... Mucho mejor un "No..." como un portazo, rápido y directo, que un "¿Y si...?" envenenado, que te persiga de por vida...
ResponderBorrarAmén
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